dimarts, 22 de novembre del 2011

¿El vaso medio lleno o medio vacío?




Optimismo significa enfrentar los problemas de la vida, sabiendo que con el esfuerzo necesario, vamos a poder solucionarlos y vamos a lograr nuestros objetivos y deseos. Es saber que tenemos la fuerza y capacidad necesaria, para sobreponernos a cualquier dificultad y lograr una vida plena y feliz.


¿Optimista o pesimista?
El optimismo es una actitud basada en la manera de percibir y evaluar una situación y sus probables resultados. El pesimismo también.

Generalmente, aprendemos cualquiera de las dos actitudes desde niños. Lo hacemos, viendo la forma de ser de nuestros padres y de otras personas importantes para nosotros.

Más adelante, nuestras propias experiencias refuerzan o debilitan esa actitud aprendida.

El optimismo nos ayuda a salir adelante en la vida, a resolver mejor nuestros problemas y a disminuir el sufrimiento.

El pesimismo nos limita, nos impide ver con claridad y objetividad el problema y su solución, aumenta el estrés y la preocupación y fácilmente se lo transmitimos a la gente que nos rodea.

No importa, cuál de las dos actitudes aprendimos siendo niños. Una vez que somos adultos, ambas son una elección personal.

Nadie puede obligarnos a ser optimistas, ni nadie puede impedirlo, mas que nosotros mismos. Muchas veces mantenemos el pesimismo, con nuestra forma de pensar y de ver las cosas. Por lo tanto si aprendimos a ser pesimistas, podemos aprender a ser optimistas.

Con frecuencia creemos que el ser optimista es una actitud propia de adolescentes o de personas poco maduras o inconscientes.
Esto se debe a que confundimos el optimismo aparente, con el optimismo objetivo.

¿Cuáles son las ventajas de ser optimista? 
Al separar las partes positivas de las negativas, nos damos cuenta de que no todo está mal. Esto influye en nuestro estado de ánimo y nos ayuda a darle al problema una dimensión más adecuada.

Cuando confiamos en que los resultados van a ser positivos, el esfuerzo que necesitamos hacer, vale la pena.

Al reconocer nuestra responsabilidad, nos sentimos en control. Esto fortalece nuestra autoestima y nos ayuda a mantenernos motivados.

Tener la tranquilidad suficiente para analizar detalladamente el problema y las posibles soluciones.

Tener mayores probabilidades de tener éxito en aquello que hacemos, porque tenemos una actitud abierta, mayor perseverancia y mejor autoestima.

Nos permite buscar nuevas opciones, cuando no obtenemos buenos resultados con lo que estamos haciendo.

Favorece nuestras relaciones familiares, sociales y de trabajo.

Nos permite disfrutar de la vida.

Por esto mismo considero que tendríamos que ver el vaso medio lleno y no medio vacío ya que ser optimista es mejor que ser pesimista.


María Andreu Reija

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